domingo, 22 de septiembre de 2013

¿Tendrá éxito el gadget futurista?

MÓNICA CORDERO SANCHO

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TECNOLOGÍA / 20 SEP 2013 / GOOGLE PARA EF
Los anteojos de Google de realidad aumentada han generado toda una controversia en torno al tema de manejo de privacidad de la gente, a pesar de que no han salido comercialmente a la venta.
¿Compraría un reloj para recibir correos electrónicos y compartir fotografías? ¿Ropa que capture datos del ritmo cardíaco y otros signos vitales para transmitirlos a su médico?

O tal vez le interesen unos anteojos a los que les puede pedir que pongan frente a sus ojos la historia del pueblo que visita, que permiten compartir con otros lo que ve y a los que puede consultar direcciones cuando está perdido.

Estas tecnologías estarán en su carrito de compras en un corto plazo. Son el reloj inteligente Galaxy Gear de Samsung que saldrá a la venta en octubre, el chip Quark de Intel que se empezará a fabricar a finales de año, según se anunció en el último encuentro de desarrolladores, el cual será el cerebro de la tecnología que se viste. Además, las Google Glass que saldrán del laboratorio y de las manos de los desarrolladores en el 2014.

Es una nueva generación de productos electrónicos que se adaptan a la cuarta ola de desarrollo de red llamada “ Internet de todas las cosas” y que responden a la presión por innovación de consumidores, sedientos de algo nuevo, y de los mercados bursátiles, hambrientos de acciones atractivas.

Son aparatos que recuerdan los dibujos animados con imágenes del futuro, que la industria ya está lista para traer al mundo real. Empero, ¿está el mercado preparado para adoptar estas tecnologías? ¿Son útiles para la gente? ¿Estarán dispuestos los consumidores a pagar por ellas?

La experiencia será clave

A pesar de que estas tecnologías no han salido al mercado, ya se escuchan algunas críticas que cuestionan su utilidad y viabilidad comercial.

Por ejemplo, Leslie Horn, del blog Gizmodo, dijo que el Gear de Samsung es muy grande para su muñeca, un tanto antinatural para operar, incómodo de usar, pero se combina perfectamente con otros aparatos de la línea Galaxy.

En tanto, Zach Honig, de Engadget, opinó que el smartwatch es lento con las apps , limitado en espacio de almacenamiento (4 GB), pero también reconoció la facilidad de uso con los otros productos de Samsung.

Por su parte, alrededor de los anteojos de Google hay todo una controversia en torno al tema del manejo de privacidad de la gente. Por ello, en algunos locales comerciales en Estados Unidos ya se prohibió su uso antes de su lanzamiento comercial.

Para Cristina Rivas, gerente de investigación de mercado de IDC, el camino para la adopción de estos dispositivos está abierto y serán los llamados early adopter (usuarios fanáticos de la tecnología) quienes jueguen con ellos en una primera fase.

Ella ve que los nuevos gadgets tienen futuro porque la gente quiere dispositivos pequeños, conectados a Internet y súper portátiles. Eso explica la popularidad de smartphones y tablets sobre los teléfonos y laptops tradicionales.

“Las personas están optando por dispositivos mucho más portátiles y livianos que una laptop tradicional”, señaló Rivas.

Empero, la consultora de IDC enfatizó que la clave del éxito de estos dispositivos estará primero en las aplicaciones, y posteriormente en un precio accesible y acorde a lo que se ofrece (experiencia).

“El uso de tablet y smartphones está evolucionado por las apps de la nube y las redes sociales que motivan (a la gente) a adquirir estos dispositivos que ya existen”, dijo Rivas, quien agregó que el reto será crear aplicaciones tan atractivas como aquellas de juegos (que son las más populares), pero con un uso práctico y utilitario para el usuario.

Por su parte, Rogelio Umaña, consultor en comunicación digital, considera que la viabilidad comercial de dispositivos aún no está segura.

“El éxito de Google Glass, por ejemplo, estará en su adopción masiva. Si esto no sucede, quedará simplemente como un aparato interesante que no fue adoptado o llegó antes de su tiempo”, dijo.

Umaña considera a los Google Glass como el aparato con características más futuristas, porque pretende hacer un cambio radical en la interfaz.

“Será pasar del uso de aparatos de comunicación externos como lo hemos venido usando por décadas (teléfonos fijo y móvil, radios, beepers ) a una nueva forma de interactuar con los demás y con el ambiente”, añadió.

Presión por innovar

En el 2007, con el lanzamiento del iPhone de Apple, la industria de los dispositivos electrónicos aceleró el desarrollo de innovación. Un teléfono manejado con un solo con botón, que popularizó la pantalla táctil y el uso de datos.

Y desde entonces, la expectatitiva ante cualquier lanzamiento de producto es si se convertirá en la novedad que moverá a la industria de nuevo.

Carlos Cárdenas, consultor en diseño de experiencia, explicó que hoy los usuarios exigen cada vez más innovación, lo cual se acompaña de una aceleración en la forma en cómo se adopta la tecnología y se usa y se integra en la vida cotidiana”.

Cárdenas, quien es vicepresidente de la empresa The Meme, explicó que la plataformas más populares, en los últimos años, han sido los smartphones y las tabletas. “Ahora las plataformas se están expandiendo (divergencia) con Google Glass y Samsung Gear. Se están creando nuevos mercados, pero esos de alguna manera ya existen”, añadió.

Para Cárdenas, el éxito comercial de estas plataformas dependerá más del diseño de la experiencia.

Por su parte, Ana Domb, directora de la Escuela de Diseño de Interacción de la Universidad Veritas, explicó que la innovación nace desde un deseo de explorar y extender las capacidades de las tecnologías. Y estas llegan a convertirse en un experimento cultural a gran escala.

“Creo que eso es lo que está pasando con Google Glass. En tanto, que Quark (el chip de Intel) es otra cosa, me parece que responde al llamado maker culture y a los experimentos que se han hecho en ese campo. Es un componente que facilita el cambio, pero todavía no sabemos cuál va a ser ese cambio”, destacó Ana Domb.

Asunto de dinero

Empero, la innovación tiene un precio, a pesar de que empresas como Google rechazan la idea de que un producto que no es adoptado por el mercado deba ser visto como un fracaso comercial.

Los diseñadores e ingenieros son presionados por ejecutivos, que a su vez tiene encima los ojos de los accionistas, que quieren elevar el precio de acciones en las bolsas de valores.

Solo dos semanas atrás, la sensación en el lanzamiento del iPhone 5C de que no atraerá a los jóvenes, generó la caída de las acciones de Apple en Wall Street.

“Estamos mal acostumbrados a estar esperando siempre the next big thing (la próxima gran innovación). Lo mismo sucede en el campo de la web, cuando todo el mundo espera el siguiente Facebook o Twitter. Creo que la innovación es evolutiva y callada”, dijo Umaña.

Asi que ya sabe. No se deje deslumbrar por la última innovación que sale al mercado. Hay que esperar su prueba de sobrevivencia.


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