martes, 24 de junio de 2014

Tecnología vestible, lejos del ‘boom’

Pese a lo pronosticado, estos dispositivos están lejos de conquistar el gusto de los consumidores; el reto para esta tecnología es evolucionar hasta ser socialmente aceptable.
Por: Courtney Subramanian

Ya en 2008, la tecnología vestible -que puede variar en funciones desde medir tu ritmo cardiaco hasta seleccionar música con base en tu estado de ánimo- ha sido promocionada como el siguiente gran momento en la electrónica de consumo.

En la estela de Fitbit y Google Glass, un aluvión de empresas han inundado el mercado con versiones de brazaletes, ropa y lentes cargados de sensores. Es una categoría novedosa, pero los usuarios pioneros parecen estar esperando el momento en que deje de ser odiosa.

Pero ese momento, pese a lo mucho que Google lo intente, todavía no ha llegado. Algunos informes habían llamado a 2014 como el año en que los dispositivos vestibles llegarían a ser masivos, pero un estudio más reciente de L2, una firma de investigación digital, confirma aquello por lo que muchos han estado combatiendo en silencio: los vestibles todavía no son socialmente aceptables, lo cual crea un obstáculo significativo para lograr mayores ventas.

Según el estudio, el 75% de los consumidores son conscientes de que la tecnología vestible (ya sea como una moda futurista o como una herramienta de tecnología de la nueva era), pero solo 9% tiene algún interés en usarlo. Un escaso 2% ha admitido ser dueño de un dispositivo de tecnología vestible, la mayoría de los cuales consisten en dispositivos de seguimiento físico y relojes inteligentes, según el estudio.

Típicamente, los dispositivos vestibles se dividen en tres categorías: uno, dispositivos complejos como los dispositivos de seguimiento físico; dos, accesorios inteligentes como smartwatches, que se definen por su capacidad de ejecutar aplicaciones de terceros; y tres, dispositivos inteligentes vestibles totalmente autónomos que se conectan directamente a Internet como los lentes Google Glass.

Las estimaciones varían, pero la firma de investigación IDC proyecta que la tecnología vestible excederá las 19 millones de unidades este año -más del triple de las ventas de 2013- y se elevará a 111.9 millones de unidades en 2018. Credit Suisse valora la industria en un punto entre 30,000 millones de dólares (mdd) y 50,000 mdd en dos o cuatro años. Pero antes de que eso suceda, el naciente mercado tiene que librarse de ese molesto obstáculo de "Ni loco me pondría eso".

Es cuestión de gustos... o de moda

El anuncio de colaboración entre Google y la diseñadora de moda Diane von Furstenberg, para crear una nueva línea de Google Glass en junio, subrayó la actual estrategia de Silicon Valley para que la élite de la moda apruebe los vestibles como "de rigor".

La línea de lentes de prescripción y de sol, llamada "DVF | Made for Glass", tiene costos de más de 1,600 dólares. Google ya se ha asociado con Luxottica, el conglomerado detrás de las gafas Ray-Ban y varias marcas de lentes de alta moda como Prada. También contrató a la ejecutiva de moda Ivy Ross, recientemente directora de marketing deArt.com, para dirigir a su equipo de Glass.

La empresa no es la única en hacer esfuerzos por atraer talento de un tipo distinto. A principios de este año, Intel anunció una alianza con el Council of Fashion Designers of America (CFDA) e inició así una alianza con el minorista de artículos sofisticados Opening Ceremony para diseñar su pulsera inteligente. Tory Burch se asoció con Fitbit para diseñar dijes y pulseras similares a la Shine Tracker de Misfit Wearables.

Además, Apple ha acudido a un grupo diverso de personas, incluida la expresidenta ejecutiva de Burberry, Angela Ahrendts, (para liderar sus esfuerzos de venta), el expresidente ejecutivo de Yves Saint Laurent, Paul Deneve y el exdirector de diseño de Nike, Ben Shaffer.

Estas colaboraciones señalan un momento en el que la cuna de la innovación y los árbitros de la moda finalmente se están aceptando los unos a los otros, dice el director de investigación de L2 Colin Gilbert. El estilo no es la única pieza faltante en el rompecabezas de lo vestible, pero es algo que se espera, dice. Más de la mitad de los encuestados para el informe quieren dispositivos que se sientan más como joyería mientras que al 62% le gustaría algo más que solo dispositivos de pulsera.

“Las marcas que son conocidas por hacer las cosas por sí solas se están asociando con aliados inesperados”, dice Gilbert. “Si analizas la inversión de Apple, el equipo de proyectos especiales parece una lista de quién es quién en cuanto a los mejores talentos del mundo, que provienen de todos los sectores imaginables”.

¿Y la seguridad? ¿Y la privacidad?

El factor "cool" no es el único problema. La seguridad y la privacidad, en particular alrededor de la gestión de los datos del consumidor, siguen siendo una preocupación a medida que la industria de la tecnología busca colocar en línea más de nuestras partes.

Como señala The Economist, el glamour de desarrollar sensores y algoritmos para los dispositivos vestibles es distraer a todos de los elementos flagrantemente faltantes, “estándares, interoperabilidad, integración y gestión de datos” y “derechos de propiedad intelectual y cumplimiento de regulaciones”, entre ellos. Todo esto en un entorno donde sigue la paranoia sobre las actividades de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés).

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El fundador del Atlas Wearables dice que la tecnología de la batería Li Pedro y la retención de usuarios son dos obstáculos más que enfrenta el mercado de los vestibles. Algunos casos de uso requieren de importantes mejoras en la tecnología de baterías para una experiencia convincente, dice, y siempre hay un equilibrio que debe lograrse entre el tiempo de uso entre cargas y la potencia de procesamiento y funciones.

El ritmo de la innovación ha sido rápido. Fitbit ha lanzado cinco o seis modelos diferentes desde que la empresa fue puesta en marcha en 2008, y Samsung lanzó tres o cuatro variantes Galaxy Gear en un periodo de nueve meses. Sony, Pebble, Google y Oculus Rift de Facebook están posicionados para seguir el ejemplo.

“Es muy fácil ver a los líderes en el mercado actual en una posición bastante débil o precaria en este momento”, dice Gilbert. “Eso es evidente por la forma en que están innovando rápidamente en cada nuevo tipo de dispositivo”.

La tecnología no se queda en casa

El interés en la tecnología vestible no se limita a las empresas de tecnología. Mercedes-Benz está llevando la experiencia móvil a un dispositivo vestible, mientras que Virgin Atlantic está explorando el aspecto del servicio al cliente de Google Glass a modo de prueba. Kenneth Cole también está utilizando Glass como parte de una campaña de mercadotecnia.

La experimentación continua con los dispositivos vestibles es importante, pero a corto plazo requiere de una conversación “acerca de si los vestibles actuales, impulsados por una combinación de esfuerzos orgánicos y esfuerzos de tecnología corporativa realmente se adhieren a las necesidades y deseos del cliente o si las empresas necesitan explorar un conjunto diferente de alianzas para impulsar a los vestibles más allá de los usuarios tempranos y hacia la corriente masiva”, dice Gilbert.

La temporada navideña ayudará a menguar la manada, pero la verdadera prueba de fuego será cuando una empresa pueda introducir un dispositivo vestible que apruebe “la prueba del regreso”, dice Gilbert; cuando una persona salga por la puerta de su casa y decida regresar por un dispositivo vestible olvidado como lo haría con una billetera, llaves, o un teléfono olvidado.

“En este momento, el dispositivo de seguimiento físico no está en esa lista”, dice, “pero la próxima generación tiene el potencial para superar este hito crítico”.

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