lunes, 27 de octubre de 2014

Entre vivir y registrar el momento

Varios artistas han hecho un llamado a dejar la tecnología a un lado y disfrutar del espectáculo. Otros opinan que es un complemento que llegó para quedarse.



Cada vez es más habitual inmortalizar cada minuto. Foto: AFP

dom oct 26 2014 El Mercurio/GDA

Están en todas partes. Brazos alzados y teléfono o tableta en mano para grabar, fotografiar y registrar cualquier momento para la posteridad. Publicamos en Facebook nuestras vacaciones en medio de la naturaleza, subimos a Instagram una foto en el concierto del año o lucimos orgullosos en WhatsApp el acto musical de nuestros hijos. Pero la omnipresencia de los dispositivos inteligentes no los tiene contentos a todos.

Varios músicos están en contra del mar de pantallas en que se han transformado sus conciertos. Artistas como Eagles, White Stripes y Yeah Yeah Yeahs han pedido a sus fans no usar sus smartphones y tabletas durante su espectáculo. Incluso, este año, en el festival de música Unsound de Polonia hubo varios anuncios que prohibían las fotografías y las filmaciones. Los carteles rezaban que el objetivo de esta medida era animar al público a centrarse en el momento y no distraer a los demás.

En la misma línea actuó Nick Denton, director de la revista Gawker, quien requirió a los invitados a su boda “presencia personal plena”. “Pueden atender a su presencia virtual -y sus seguidores en Twitter e Instagram- al día siguiente del evento”, dijo. Y Kanye West y Kim Kardashina amenazaron con confiscar todo celular que brillara en su boda en Florencia, Italia, en mayo pasado.

“¿Es más importante que vivamos estas experiencias que registrarlas obsesivamente y subirlas a la nube?” preguntó William Powers, investigador del laboratorio de medios del MIT y autor de Hamlet’s BlackBerry: Building a Good Life in the Digital Age (El BlackBerry de Hamlet: Crear una buena vida en la era digital). “Absolutamente. ¿Entonces más gente aprenderá a vivir el momento y renunciará a las excesivas fotos y videos? Lo dudo”, consignó The New York Times.

“Es molesto ver un evento a través de las pantallas de otros”, dice Alejandro Silberstein, director de la agencia digital Raya. Él cita una encuesta estadounidense que concluyó que 66% de las personas saca una foto en un evento, pero apenas 32% de este grupo sube a una red social la imagen registrada con el teléfono. “Muchas de las grabaciones quedan almacenadas en el disco duro. Ni siquiera se vuelven a ver”.

Para Jorge Fábrega, sociólogo y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile los avances tecnológicos nos permiten conectarnos con el mundo al instante, traspasando las barreras naturales. “Pero sus posibilidades no son gratis. El costo es que dejamos de estar atentos al aquí y al ahora. La sobredosis de estímulos y posibilidades, la inmediatez con la que accedemos a lo novedoso nos ha dificultado la pausa, la demora, la conexión con lo que sucede a nuestro alrededor”, opina.

Daniel Halpern, académico de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica de Chile, dice que el fenómeno de los teléfonos capturándolo todo se produce por tres razones. Una es porque hemos incorporado a la tecnología en nuestras actividades cotidianas, como las conversaciones a través de WhatsApp. Por lo tanto, establecemos relaciones con los demás a través de la tecnología. Eso genera una identidad digital que se nutre del material que subimos a Internet y con el que queremos otros nos identifiquen.

Lo mismo piensa Silberstein. “Esta forma de expresar lo que somos en Internet y crear nuestra propia imagen también involucra todas nuestras actividades y logros, como un concierto de mi artista favorito o los primeros pasos de mi hijo”. El usuario no quiere perderse el momento, pero tampoco la gratificación de que otros lo valoren por las cosas que hace.

En tercer lugar, continuando con el argumento de Halpern, hay una gran cantidad de actividades fuera de Internet que son organizadas por las redes sociales o WhatsApp, y gran parte de las conversaciones que tenemos cara a cara giran en torno a cosas que se ven en línea.

Por eso Halpern no piensa que las personas estén dejando de vivir o desaprovechando el presente al usar las tecnologías. “Sino que se complementa con nuestras actividades y eventos cara a cara, ya que son parte de la identidad o vida paralela del mundo online. Hemos dejado de ver la tecnología como un accesorio o un elemento externo, sino que hemos comenzado a mirar y a vivir nuestras vidas a través de las tecnologías”, opina.

Pareciera que el avance de los dispositivos “ponibles” podría hacer confluir el vivir y el registrar el momento. “Google Glass graba con un solo pestañeo y no necesitas levantar el brazo ni molestar al resto para capturar lo que estás viviendo”, señala Silberstein. Probablemente las nuevas generaciones, inmersas en la era digital desde el nacimiento, dice, sí se den un descanso tecnológico para disfrutar de un concierto o de un paisaje sin hacer clic en la pantalla.

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