miércoles, 28 de enero de 2015

NUEVE MANERAS DE DISFRUTAR DE MONS EN 2015




Texto:JAVIER ZORI DEL AMO @ZORIVIAJERO

A Mons le tocó el discutible premio gordo de ser capital cultural Europea 2015. Y entonces empezó a hablarse de ella, a situarse como la cabeza visible de la tímida Valonia, a generar ruido, expectación, vaticinios y preguntas.

La ciudad ha respondido como una quinceañera en su puesta de largo: deslumbrando a propios y extraños. Sí, este es su año, el año de la alegría, el alboroto y la excitación pero, sobre todo, el de la demostración de que Mons ni se transforma ni se maquilla, se robotiza.

1. OBVIANDO EL FIESTÓN

Hay una Mons para los que no creen en este tipo de celebraciones, para aquellos a los que esto de la capitalidad cultural les suena a Mandarín (o a oportunismo). Y es que lo primero que alucina de esta ciudad de apenas 100.000 habitantes es que es una coqueta localidad cuya belleza está por encima de cualquier expectactiva. O sea, que de gris solo tiene los adoquines. El resto es puro color, con una piel de ladrillos vistos donde cualquier cine de barrio o tienda de antigüedades combina a la perfección. A ratos, sus calles recuerdan a esa sobriedad británica propia de las ciudades del Mersey pero pronto el acento francés, la luz y los coloretes rompen esta extraña impresión.


Mons, Capital Cultural Europea 2015

Corbis

Pero, sobre todo, tiene monumentazos. Su Grand Place vive por encima de sus posibilidades y hasta se podría decir que es casi más grande que el resto de la ciudad. Una almendra perfecta que mantiene un caos cromático donde una arquitectura armoniosa pone coherencia. El único edificio discordante es su Ayuntamiento, pero tiene la excusa de ser uno de esos edificios con los que las ciudades querían demostrar su poder civil en pleno apogeo del gótico en todo el Benelux. Detrás esconde un pasadizo que lleva a un jardín dedicado al descanso del alcalde cuyos bancos piden a gritos algún que otro arrumaco adolescente.

Y luego está su imponente campanario del Siglo XVII, esa suerte de torre de vigilancia que servía, también, para ganar batallas desde la estética. El paseo más clásico no puede finalizar sin asomarse a su colegiata dedicada a Sainte Waudru. Uno de esos resquicios del gótico de Brabante más luminoso y adictivo donde iluminan las vidrieras y embellecen las estatuas de Du Broeucq.


Grand Place, donde se cuece todo

Corbis

2. DESDE EL MIRADOR DEL MICX, DONDE ANTES “TODO ERA UN PRADO”


Aquí comienzan las moderneces y modernidades. El palacio de congresos diseñado por Daniel Libeskind no es solo la joya perdurable más destacada de Mons 2015, sino que también es una excusa para subir sus escaleras de madera y mirar el Silicon Valley europeo. Ante la mirada sobre salen pequeños cubos de oficinas con un valor añadido muy determinante para la ciudad: este polígono es uno de los centros de investigación tecnológica más importantes de Europa. Aquí y en los alrededores tienen su sede el MIC de Microsoft o el Data Center de St. Ghislain de Google así como pequeñas empresas locales que están creciendo al amparo de este boom de innovación como Fishing Cactus. La integración del patrimonio y la historia de la ciudad con las nuevas tecnologías es el sino de este año. O lo que es lo mismo ¿qué es lo que puede aportar una app a mis monumentos? Mucho, como veremos a continuación.

3. CON UN CUENTAKILÓMETROS CULTURAL

El crecimiento destartalado de esta ciudad a lo largo de las últimas décadas se dejó un agujero en el corazón de la ciudad. El nordeste del casco histórico era un erial sin especulación urbanística ni alquiler asequible que valiera. Por eso, aprovechando la invasión cultural de este año, la ciudad se ha puesto las pilas y ha creado unos nuevos espacios para el arte muy interesantes y pretenciosos a los que ha bautizado como ‘Kilómetro cultural’. Su auténtico icono es el teatro Le Manège, un prisma que desafía a la gravedad y que comparte suelo con un antiguo picadero de caballos. Su sino es ser una sala polivalente para nuevos creadores, amén de un imán para los que bucean entre la arquitectura contemporánea de la ciudad. Pero dicho escenario no es más que un átomo dentro de un proyecto que se abrirá en los próximos meses y que pretende convertir las viejas cuadras en galerías de exposiciones.

El paseo kilométrico continúa dejando atrás el indescriptible palacio de justicia para acercarse hasta la Maison Folie, una serie de espacios gestionados por Le Manège destinados a conciertos, obras y exposiciones más pequeñas, cercanas y participativas. Un paraíso para los jóvenes creadores del conservatorio y la facultad de bellas artes de la universidad local.

Antes de huir de la gentrificación cultural, merece la pena acercarse a los antiguos mataderos para divertirse de lo lindo en una exposición. Mons Superstar logra, mediante la interacción con unas tablets-guías, que todo el mundo sepa la vida y milagros de los habitantes más famosos de la ciudad. O lo que es lo mismo, hacer de una exposición un tanto egocéntrica una actividad ineludible, divertida y con recompensa.


El campanario gótico de Mons

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4. A GOLPE DE ACORDES Y SILENCIOS


A principio de Abril abrirá Arsonic, un edificio soñado por Paul Dessy (director artístico de Musiques Nouvelles) y levantado en un viejo cuartel de bomberos de la mano de los arquitectos Holoffe and Vermeersch. Se trata de un auditorio modular con una acústica perfecta donde tendrán lugar los acordes, crescendos y codas. Pero eso no es todo, su interior también tendrá una serie de instalaciones juguetonas donde la acústica es pura magia como un túnel de los murmullos y una capilla para el silencio absoluto. El reto es poder soportarlo.

5. DE LA MANITA ARTÍSTICA DE GOOGLE


Uno de sus ciudadanos tecnológicos más ilustres ha decidido hacer su particular versión de Mons 2015. El gigante Google se ha unido a la causa para hacer su particular reinterpretación de su famoso Street View. La idea fue del colectivo de artistas urbanos X/Tnt, quienes se plantearon qué pasaría si, un día, curioseando cómo sale Mons en esta aplicación de Google Maps, te encontraras con una performance en la puerta de cualquier casa. El resultado es Street Review o, lo que es lo mismo, una ciudad hecha arte a golpe de ratón y con muchos rincones curiosos y frikadas varias.

6. SIGUIENDO EL VERSO ETERNO


Bajo el sencillo nombre de ‘La frase’ se esconde una de las intervenciones más divertidas y dinámicas de todo el año. De la estación parte un gran relato cuyas oraciones son pintadas en las paredes de la ciudad, trazando un recorrido de 10 kilómetros. Un gran verso en construcción del que solo se sabe que estará hecho con pequeños retales de los mejores poetas belgas. El resultado final no se sabrá hasta el 11 de diciembre de este año, pero mientras tanto, estos fragmentos intensos alegrarán, harán pensar y hasta sonrojarán a los viandantes.


Instalaciones artísticas en plena calle

Mons2015 / Alicia Martín

7. INAUGURANDO MUSEOS, CONMEMORACIONES Y JARDINES.


A estas alturas nadie se sorprenderá si se afirma que esto de Mons 2015 es toda una revolución para la ciudad. Pues aún hay más si se observa la máquina de hacer museos que tiene en marcha. Las nuevas aperturas que se producirán en primavera son el resultado de recolectar, ordenar y dar espacio y coherencia al diverso patrimonio de la ciudad y su entorno. Con este propósito nacen nuevos ‘must’ de la ciudad como el Memorial Museum, dedicado a la tumultuosa historia de la ciudad, la Artotèque o cómo una iglesia en ruinas se reinventa en galería de arte o el Site du Beffroi, la ‘monumentalización’ definitiva del imponente campanario (con nuevo ascensor incluido). A ellos hay que añadirle un museo dedicado al Doudou, la fiesta más importante de la ciudad, así como un nuevo centro de interpretación de las minas neolóticas de sílex que se encuentran en la vecina Spiennes.

Paralelamente, el magnífico BAM (Museo de bellas artes) se ha colocado en el imaginario del viajero cultural gracias a la exposición Van Gogh au Borinage, un repaso a los primeros años creativos del pintor en la región de Mons así como la influencia temática de esta tierra a lo largo de los años. Esta esposición da el pistoletazo de salida a un año Van Gogh que también tendrá sus actividades en verano, cuando la Gran Place se convierta en un inmenso campo de girasoles. Por último, destaca la dinamización turística del Mundaneum, el primer archivo mundial que a principios del Siglo XX pretendía guardar toda la información de la humanidad con fines pacifistas. El primer ‘Google’ de la historia llega a la casa europea del metabuscador más famoso.


El Museo de Van Gogh

Mons2015

8. JUGANDO A SER ‘HYPERGÓTICO’


Mediante un juego de luces y proyecciones multimedia, la colegiata de Sainte Waudru va a vivir unos meses moviditos. Las nuevas tecnologías traen consigo una experiencia única en el mundo que muestra la historia y las curiosidades de este templo mediante un videojuego interactivo que explota la realidad aumentada y las proyecciones en las paredes. Ha llegado una nueva era para estas construcciones.


Iluminando monumentos, como Beffroi

Beffroi Mons2015©Icarus Projects

9. SORTEANDO ARTE


Los meses cálidos traerán consigo una de las actividades más socorridas y divertidas que puede hacer una ciudad: instalaciones urbanas. Artistas como Alicia Martín, Bonom, Atelier Pica Pica o Collectife Inject Love aprovecharán cualquier esquina de la ciudad para proponer sus chorros de creatividad y cambiar el color de las calles. Una forma de trastocar la rutina sin hacer daño a nadie y disparando los índices de selfies culturales del país.



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La mina de carbón a las afueras de Mons, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

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