La evolución de las consolas ha sido espectacular en los últimos años al pasar del Pac-Man hasta las 'google glass'
FRANCISCO SOTO, TECNOLOGÍA EL ENFOQUE MÁS NOVEDOSO ES MEZCLAR REALIDAD Y FICCIÓN
El mundo de la industria del videojuego ha ido creciendo e instalándose cada vez más en la sociedad, desde que Toru Iwatani inventó Pac-Man hace 35 años y con él todo un entorno del videojuego. Pero había un predecesor. Ocho años antes de Pac-Man, en 1972, Nolan Bushnell creó Atari y lanzó Pong, un artefacto electrónico en blanco y negro pensado para competir con lospinballs, los futbolines y las mesas con pastillas redondas que expulsan aire por pequeños agujeritos: el air hockey.
La creación de estos videojuegos se basaba en el mismo principio que el resto de atracciones, meter una moneda y jugar un rato. Pero la propuesta de Pong transcurría detrás de una pantalla: dos palitos y un punto no se parecen mucho a la idea de jugar al tenis de mesa.
Hoy en día los videojuegos no tienen nada que ver. La consola se introdujo en los hogares y se ha quedado como si fuera un electrodoméstico más, junto con la conexión a internet que permite jugar a distancia con otros jugadores, aumentando su atractivo. No es raro encontrar un hogar en el que se puedan ver a dos generaciones jugando a las consolas. Los videojuegos en casa varían desde los más simples de las tabletas o móviles, hasta los de nuevas consolas con gráficos que casi parecen fotografías en vez de diseños por ordenador. Y no se debe olvidar a la Wii, una consola que se maneja con el movimiento de todo el cuerpo, no simplemente con un mando y varios botones. La Wii está diseñada para la diversión en familia y hasta los abuelos juegan con los nietos con esta consola. ¿Quién lo diría? ¿Hacia dónde se dirige la industria del videojuego?
El objetivo actual de casi todas las marcas de relevancia está centrado en el desarrollo de las gafas de realidad virtual. Dentro de ellas se pueden encontrar varios enfoques muy distintos.
El primero es el de las compañías que apuestan por un mundo enteramente virtual en el que ponerse las gafas significa transportarse a otro lugar realizado íntegramente por programadores. Sería lo equivalente a ver con los ojos del personaje que se quiere ser. En el segundo se encuentran las gafas de información. Aquí se sitúa como cabeza visible el mayor de los fracasos deGoogle, las google glass. Su tecnología consiste en un cristal transparente que reconoce objetos, escribiendo sobre la pantalla datos significativos de los mismos.
El último enfoque y más novedoso es una mezcla entre realidad y ficción. Se ha dado a conocer hace tan sólo unos meses, pero las gafas de Microsoft HoloLens vienen para quedarse. Reconocen la realidad que rodea al usuario y la utiliza como soporte para añadir la parte diseñada. Además, Microsoft ha apostado por unas gafas con utilidades pluridisciplinares. El objetivo es que ayuden a ver el resultado final y durante el proceso de diseño a ingenieros, arquitectos, interioristas…
Aunque me encantaría probar dichas gafas, para mí, los videojuegos son una diversión de tarde de sábado. Recuerdo ir con mis amigos de pequeños con las monedas de cinco duros a la bolera o al Comecocos. Cada uno tenía un videojuego preferido. Todavía recuerdo trucos del Pang, un videojuego que consistía en ir explotando bolas que rebotaban sin parar o de las Tortugas Ninja, la primera máquina que recuerdo usar de cuatro jugadores. Aquella frase tan repetida por los niños de la época "papá, dame la paga que me voy a jugar a las maquinitas" viene a mi cabeza y todavía parece que puedo tocar aquellas monedas de 100 pesetas.
La creación de estos videojuegos se basaba en el mismo principio que el resto de atracciones, meter una moneda y jugar un rato. Pero la propuesta de Pong transcurría detrás de una pantalla: dos palitos y un punto no se parecen mucho a la idea de jugar al tenis de mesa.
Hoy en día los videojuegos no tienen nada que ver. La consola se introdujo en los hogares y se ha quedado como si fuera un electrodoméstico más, junto con la conexión a internet que permite jugar a distancia con otros jugadores, aumentando su atractivo. No es raro encontrar un hogar en el que se puedan ver a dos generaciones jugando a las consolas. Los videojuegos en casa varían desde los más simples de las tabletas o móviles, hasta los de nuevas consolas con gráficos que casi parecen fotografías en vez de diseños por ordenador. Y no se debe olvidar a la Wii, una consola que se maneja con el movimiento de todo el cuerpo, no simplemente con un mando y varios botones. La Wii está diseñada para la diversión en familia y hasta los abuelos juegan con los nietos con esta consola. ¿Quién lo diría? ¿Hacia dónde se dirige la industria del videojuego?
El objetivo actual de casi todas las marcas de relevancia está centrado en el desarrollo de las gafas de realidad virtual. Dentro de ellas se pueden encontrar varios enfoques muy distintos.
El primero es el de las compañías que apuestan por un mundo enteramente virtual en el que ponerse las gafas significa transportarse a otro lugar realizado íntegramente por programadores. Sería lo equivalente a ver con los ojos del personaje que se quiere ser. En el segundo se encuentran las gafas de información. Aquí se sitúa como cabeza visible el mayor de los fracasos deGoogle, las google glass. Su tecnología consiste en un cristal transparente que reconoce objetos, escribiendo sobre la pantalla datos significativos de los mismos.
El último enfoque y más novedoso es una mezcla entre realidad y ficción. Se ha dado a conocer hace tan sólo unos meses, pero las gafas de Microsoft HoloLens vienen para quedarse. Reconocen la realidad que rodea al usuario y la utiliza como soporte para añadir la parte diseñada. Además, Microsoft ha apostado por unas gafas con utilidades pluridisciplinares. El objetivo es que ayuden a ver el resultado final y durante el proceso de diseño a ingenieros, arquitectos, interioristas…
Aunque me encantaría probar dichas gafas, para mí, los videojuegos son una diversión de tarde de sábado. Recuerdo ir con mis amigos de pequeños con las monedas de cinco duros a la bolera o al Comecocos. Cada uno tenía un videojuego preferido. Todavía recuerdo trucos del Pang, un videojuego que consistía en ir explotando bolas que rebotaban sin parar o de las Tortugas Ninja, la primera máquina que recuerdo usar de cuatro jugadores. Aquella frase tan repetida por los niños de la época "papá, dame la paga que me voy a jugar a las maquinitas" viene a mi cabeza y todavía parece que puedo tocar aquellas monedas de 100 pesetas.
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