martes, 24 de noviembre de 2015

La ciberguerra que prepara el Pentágono

El organismo de defensa estadounidense entrena a soldados para combatir en la "inmensidad digital de Internet". Se trata de un proyecto para la lucha contra los ataques de hackers a la red de computadoras del gobierno.
Johannes Schmitt-Tegge
Desde Washington/ DPA
El ejército más poderoso del mundo prepara una nueva fuerza. Pero en esta ocasión, los soldados de Estados Unidos no portarán ametralladoras, no conducirán vehículos de combate ni aviones, no sangrarán ni tampoco morirán en combate.
El Pentágono no prepara a estos soldados para el combate sobre el terreno, sino para la inmensidad digital de Internet. Después de haber sufrido algunos ataques sin precedentes de los hackers contra la red de computadoras del gobierno, parece que llegó el momento.
El nombre del proyecto ultra secreto del Pentágono es Plan X y con él los “cybersoldados” podrán detectar en tiempo real cualquier ataque informático. El objetivo de este proyecto, que costará 125 millones de dólares y se extenderá durante más de cuatro años, es “obtener un espectro completo de las ‘cybercapacidades’” y más opciones para los presidentes, tal y como explicó en 2014 el ex secretario de Defensa, Chuck Hagel, cuando prometió, además, la construcción de una “cyberpotencia” moderna, integrada por auténticos y excepcionales profesionales. Está previsto que tal fuerza –que actuará en alianza con los comandantes militares y con el servicio secreto NSA- cuente el año que viene con 6000 hackers propios.
El diario militar Army Times calificó el conjunto del Proyecto Cyber como “la última y más novedosa rama de la carrera militar del ejército”. Se trata también del primer puesto de militar de carrera creado desde la formación de las Fuerzas Especiales, hace 30 años. La formación de la primera promoción con aproximadamente 30 futuros “cybermilitares” comenzó en verano en la base militar Fort Gordon, en el estado de Georgia. Más de la mitad de los alumnos provenía de la prestigiosa Academia de West Point en Nueva York.
El principal problema de la guerra virtual es que, a diferencia de la clásica, que puede ser por tierra, mar y aire, ésta transcurre sin ser vista. La víctima de un cyberataque sabrá muy tarde que ha sido atacada, si es que llega a saberlo. Incluso en el Pentágono o en las mejores empresas de seguridad digital, los expertos tienen que descifrar minuciosamente las líneas de código para reconocer irrupciones en el sistema. Las redes del gobierno estadounidense fueron escaneadas millones de veces al día, informó la revista Christian Science Monitor (CSM). No hay un sistema de alarmas que avise cada vez que un intruso entra en contacto con algún cable trampa.
Y es aquí donde el Plan X entra en juego. Mediante una visualización en tiempo real de la evaluación de la amenaza, en el futuro debería bastar con una simple mirada a una pantalla para localizar puntos débiles o irrupciones en el sistema. Mediante gráficos, visualizaciones 3D e iconos animados para computadoras conectadas y procesos en curso, lo invisible podría volverse visible. Incluso se han llegado a probar las gafas de realidad aumentada Oculus Rift. Con ellas uno puede sumergirse, afirmó a la revista Wired el coordinador del Plan X, Frank Pound. “Es como si pudieras nadar en Internet”. Así, la cyberguerra casi se convierte en un videojuego.
Está aún por ver cómo de bien se puedan visualizar las amenazas digitales. Sin embargo, no parece descabellado que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) pueda alcanzar un gran éxito con Plan X, teniendo en cuenta sus logros anteriores. DARPA lanzó en los años 70 la ARPANET, el precursor de Internet, y también la tecnología que hoy en día está detrás de los sistemas de navegación GPS.  
Al igual que con Internet, Plan X podría pasar de ser una tecnología desarrollada para uso militar a utilizarse masivamente por la población civil.
Antes de que eso ocurra, los hackers del Pentágono pueden desempeñar una función fundamental para soldados sobre el terreno. Pound sueña con un sistema de Plan X instalado en cada dispositivo del ejército estadounidense y en cada puesto de mando de todo el planeta. Cada vez que el smartphone de un soldado o la computadora de un vehículo de combate es hackeada, es necesario intervenir. Ahora mismo, un sólo comandante supervisa miles de pantallas y hardware de red. «

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