viernes, 30 de diciembre de 2016

El año de la realidad virtual y de Pokemon Go y el fiasco del Note 7

El hundimiento en la venta de 'smartwatches' o el auge de los servicios de streaming de vídeo han marcado también el 2016
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El año 2016 ha sido sin duda el año de la realidad virtual, con la llegada de varios periféricos al mercado español, y de Pokemon Go, un juego para smartphone que ha revolucionado la forma de jugar de los usuarios. También ha sido un año que quedará marcado sin duda por uno de los mayores fracasos que se recuerdan en el mundo tecnológico y que no es otro que el ‘explosivo’ (nunca mejor dicho) Galaxy Note 7, el buque insignia de Samsung que tuvo que ser retirado y cancelado por un problema que hacía que la batería de algunos dispositivos se incendiase.
La realidad virtual ya ha llegado a nuestros hogares. Es cierto que la tecnología todavía está en pañales, que queda mucho por mejorar y que todavía es cara, pero no hay que obviar que su futuro es esperanzador si las cosas siguen por buen camino y que su tecnología puede aplicarse en numerosos campos, más allá del mundo de los videojuegos.
Una de las imágenes de este año tiene que ver precisamente con la realidad virtual y no es otra que la del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, abriéndose paso entre una audiencia de casi 5.000 personas absortas con las gafas Gear VR puestas en la Mobile World Congress de Barcelona.
El usuario español tiene ahora para elegir varias ‘gafas’ (o cascos) de realidad virtual, que destacan por encima del resto: las Oculus y las HTC Vive, para ordenadores, y las Playstation VR, para PlayStation 4. Las dos primeras tienen un precio desorbitado (de 700 euros para arriba) y para que funcionen bien hace falta un ordenador muy potente, lo que deja al casco de Sony en una buena posición de partida. Con un precio cercano a los 400 euros, a lo que hay que sumar la consola, permite al usuario tener una auténtica experiencia de VR cercana a la de los dos primeros cascos. Además, el hecho de que millones de personas posean una PlayStation hace que la tecnología se pueda expandir más fácilmente.
En las PlayStation VR la sensación de inmersión (sobre todo para quien nunca ha probado un aparato de estos) es muy buena, pero los gráficos no son los mejores y algún juego en concreto marea, sobre todo aquellos en los que el personaje que manejamos va ‘andando’ por escenarios. Lo que más se disfruta sin duda son los juegos de naves o de coches, aquellos en los que nuestro cuerpo y personaje maneja o va sentado en algún vehículo. En este tipo de juegos es donde más se disfruta la tecnología, que probablemente hará que el usuario no quiera probar en el futuro un juego de ese estilo sin las gafas.
También parece que la industria de la telefonía móvil ha asimilado (ya el año pasado había varios dispositivos) una tecnología renacida que persigue hallar su sitio también a través del ‘smartphone’. Eso sí, lo mejor es que el usuario no confunda la realidad virtual ‘buena’ y de ‘calidad’ bien hecha con las copias de gafas chinas de cartón y plástico tipo Google Card que circulan por ahí y que, aunque acercan al usuario a la realidad virtual, están lejos de tener la inmersión que las otras gafas con mejores acabados y tecnología. Su precio es tan bajo en cualquier caso porque la pantalla es nuestro propio teléfono y no una pantalla dentro del casco que va unida a la consola u ordenador mediante cables.

Consolas y la revolución Pokemon Go

Precisamente, el rendimiento de las VR de Sony mejora la experiencia con la versión Pro de PlayStation 4, que salió este año con varias mejoras respecto a la versión normal. Entre otras cosas permite ver contenido en 4K, que por cierto escasea, y mejora la calidad gráfica de los juegos, aunque no hay que esperar milagros. No en vano, su salida vino acompañada de la polémica por la calidad de los gráficos 4K de los juegos, ya que la consola ofrece un escalado y no 4K nativo.
También llegó la PS4 Slim, más fina que la original (pero sin mejoras) y Microsoft sacó a la luz la Xbox One S, una versión más pequeña que su predecesora -Xbox One-, y con alguna que otra mejora como la reproducción de vídeo en 4K.
En cuanto a videojuegos, ‘Uncharted 4′, que nos cuenta las andanzas de Nathan Drake, no se llevó, como se esperaba, el premio al mejor juego del año en los Game Awards 2016, que fue para ‘Overwatch’, un shooter en primera persona pensado para el multijugador online. Y es que, desgraciadamente para muchos, el multijugador cada vez está cogiendo más peso y las historias cada vez importan menos.
En este sector también Nintendo tuvo mucho protagonismo este año. La japonesa anunció Switch, la ‘sucesora’ de la Wii U, que funciona como consola doméstica cuando se conecta a la televisión mediante una base, pero también como dispositivo portátil una vez se separa de ella. Es decir, es un híbrido en forma de modulado que ha generado alabanzas y críticas a partes iguales.
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Pero si Nintendo tuvo un éxito este año fue Pokemon Go, un juego de realidad aumentada desarrollado por Niantic que volvió literalmente locos a los usuarios de todo el mundo. El fenómeno fue tal que era raro no ver a alguien por la calle de camino al trabajo jugando al juego, que consiste en cazar Pokemons y entrenarles. Los ‘bichos’ se encontraban en las aceras, en el parque, en el portal de casa, en el supermercado o en la oficina y hacían que el usuario tuviese que moverse, en vez de estar sentado, para obtener éxito.
Incluso hubo una quedada a nivel nacional en Madrid con el objetivo de que los usuarios compartiesen tiempos y experiencias con otra gente interesada en el juego en pleno Retiro.
El caso es que Pokemon Go revolucionó la forma de jugar a todos los niveles, viciando a mucha gente que hasta ese momento había jugado a pocos juegos en general más allá de Angry Birds o Candy Crush y batiendo récords en todos los sentidos, de descargas, de horas jugadas, etc.
Por primera vez en mucho tiempo, hasta los expertos se pusieron de acuerdo para alabar el juego, ya que favorecía la salud de quienes lo jugaban, cambiando la sala de estar por el mundo exterior, obligando a caminar al usuario e incluso a relacionarse con otras personas.
Meses después del boom del juego, al que siguen jugando millones de personas, Nintento anunció la NES Mini Classic, una versión ‘renovada’ de la NES clásica, más pequeña, y cargada con 30 juegos clásicos, lista para jugar en nuestras teles actuales. A un precio de 60 euros, la consola fue un éxito y se vendió como churros y ahora es casi imposible encontrarla en alguna tienda, más allá de eBay, en la que ha alcanzado cifras que dan miedo.

Windows 10 y el fracaso del Note 7

Consolas y juegos aparte, también fue un buen año para Windows 10, en el que cada vez confían más los usuarios, que pudieron descargar de forma gratuita el sistema operativo hasta verano si tenían Windows 7 o Windows 8. El sistema tiene como objetivo crear un ecosistema como hace Apple con todos sus dispositivos, incluidos los teléfonos móviles. Un año después de su salida se puede decir que el sistema convenció, sobre todo en ordenadores, pero fracasó en el enésimo intento de reflotar su sección de teléfonos móviles con Windows 10 Mobile, con Lumia 950 y 950 XL a la cabeza. El problema es que Android e iOS abarcan casi todo el mercado y la realidad es que aunque los teléfonos de Microsoft van muy bien, las aplicaciones de su tienda oficial escasean. .
Microsoft presentó también este año su nuevo PC Surface Studio, con el que pretende ganar la batalla a Apple por los ordenadores de escritorio de gran pantalla como el iMac. La computadora, con una pantalla LCD táctil de 28 pulgadas que se inclina hasta un ángulo de unos 20 grados para facilitar tareas como el dibujo, y una resolución de 4500 x 3000 píxeles, la mayor del mercado cuesta la friolera de 2.749 euros.
En el sector de los teléfonos móviles, este ha sido sin duda el año del Galaxy Note 7 y no precisamente por su éxito. Y es que, el ambicioso intento de Samsung por destronar al iPhone se saldó con el fiasco del Note 7, que aspiraba a convertirse en el teléfono e incluso el gadget en general del año.
La compañía, en uno de los mayores fracasos que se recuerda, se vio obligada a retirar todos sus dispositivos por seguridad por los casos de incendio en algunos terminales, debido a un problema de batería. Los analistas creen que la surcoreana pecó de impaciente y arriesgó por querer sacar el móvil a tiempo. Apostó por una batería fija de gran tamaño y el resultado no pudo ser peor.
A esto hay que sumar la política de comunicación de la empresa, que con todos los nervios de los usuarios ‘in crescendo’, primero envío mensajes contradictorios a los consumidores y luego optó por el silencio.
Al final a Samsung en 2016 le queda el agujero económico -dejará de ingresar en total unos 4.900 millones de euros hasta marzo de 2017- y la esperanza de que lo aprendido con el caso Note se perciba en el lanzamiento del Galaxy S8 en el primer trimestre del año.
El golpe a la reputación de Samsung fue de los que hacen época y vino bien a otras compañías, que aprovecharon para coger cuota de mercado.
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Huawei, Google, HTC y Xiaomi (que se ha confirmado en este 2016 como una marca de prestigio también para los usuarios que desconfiaban de los móviles chinos en el pasado) han sido los grandes beneficiados del fracaso del Note y aspiran a acabar con un duopolio que comienza a aburrir, puesto que no parece que ni Samung ni Apple innoven demasiado en sus diseños.
El Pixel y el Pixel XL, de Google (no disponibles por ahora en España), el Mate 9 de Huawei o el Xperia XZ de Sony son algunos de los teléfonos que más atención han generado.
Aún así, muchos siguen apostando por Apple y este año en concreto por el iPhone 7, que fue presentado sin demasiadas novedades. El teléfono, con un perfil similar al iPhone 6, con menos partes y creadas sobre una sola pieza de aluminio que no tiene la salida y entrada de audio tradicional, que ahora va con unos auriculares especiales a través del puerto de carga y datos. Además es resistente al agua, algo que los usuarios demandaban desde hace mucho, pero que la competencia lleva vendiendo desde hace algunos años.
Quizás el que más haya apostado por la innovación haya sido LG, que con el G5 se ha convertido en el primer gran fabricante en crear un terminal ‘modular’ o lo más parecido a ello. Entre otras cosas, permite acoplar a la batería tres módulos que añaden distintas funcionalidades: cámara digital con botones físicos, batería adicional y altavoz de alta definición marca Bang & Olufsen.

Problemas para Apple, Google y Yahoo

Este año también fue un año en la que las grandes empresas se vieron inmersas en procesos que nada tenían que ver con la tecnología. Por ejemplo, en la batalla entre Samsung y Apple por el tema de las patentes, que ya lleva unos años vigente, hubo victoria para la primera. La Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor de la surcoreana, eximiéndola de pagar 399 millones de dólares a la estadounidense Apple, quien la acusaba de haber plagiado parte de sus componentes de teléfonos móviles.
También fue noticia las nuevas acusaciones de la Comisión Europea a Google por abuso de posición de dominio en la comparación de compras en su buscador y por restringir los anuncios de competidores, que apuntalan las acusaciones formuladas por primera vez en abril de 2015.
Otra de las compañías que se ha llevado un duro palo ha sido Yahoo, que ha admitido que le robaron información privada de “más de mil millones” de cuentas y que fue capaz de identificar al responsable de esta intrusión. El gigante tecnológico, de capa caída, explicó en un comunicado que se trataba de un robo de información diferente al registrado en septiembre de este año, cuando informó de que había sufrido la sustracción de datos privados de 500 millones de usuarios.
Otro de los grandes fracasos de 2016 se puede decir que ha sido la venta de smartwatches, que han dejado paso a las pulseras inteligentes, más enfocadas al deporte y a monitorizar nuestra actividad, como la Fitbit Charge 2, la Garmin Vivosmart o la Gear Fit 2 de Samsung. Para muestra un informe de IDC de octubre que indica que las ventas de smartwatches han caído más de un 50% respecto al mismo periodo del año anterior. En concreto, en ell tercer trimestre de 2016 se vendieron 2,7 millones de relojes en el mundo, cuando en el tercer trimestre de 2015 se vendieron 5,6 millones de dispositivos.
Y es que los usuarios cada vez demandan más cosas en los relojes, pero a la vez muchos se sienten incómodos si el reloj no para de darles alertas por Whatsapp o por otras aplicaciones y ven que el mercado está cada vez más enfocado en las pulseras. También obviamente influye la batería.
Un ejemplo puede ser el Apple Watch Nike+, el dispositivo que combina las prestaciones del Apple Watch Series 2 con la nueva ‘app’ Nike+ Run Club para motivar al máximo al usuario, con consejos de entrenadores y atletas de todo el mundo y con planes de entrenamiento.

Buen año para los servicios de ‘streaming’ de vídeo

También fue un año bueno para los servicios de ‘streaming’ de vídeo. Y es que, tras años en la penumbra, los usuarios españoles por fin tienen buenas alternativas para ver series y películas por un precio más que decente. Así, a los servicios ya conocidos que ofrecen Movistar+, Wuaki y Netflix, que se ha asentado totalmente en España, se le han unido este año HBO y Amazon Prime Vídeo.
El nuevo servicio de HBO, disponible tanto de forma independiente por 7,99 euros al mes como para los clientes de Vodafone, ofrece series como ‘Westworld’ o ‘Juego de Tronos’, pero su precipitada salida ha hecho desconfiar a los usuarios, que no cuentan con aplicación del servicio para las Smart TV, que es donde los usuarios prefieren ver este tipo de contenidos.
Prime Video tiene la ventaja de que es gratis para los usuarios de Amazon Premium (que pagan 20 euros al año), aunque el catálogo es más limitado que el de HBO y sobre todo Netflix y tampoco cuenta con ahora con aplicaciones para la Smart TV, más allá de algunos modelos de Samsung y de LG. En cualquier caso es la alternativa más barata.

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